01 mayo, 2015

Evolución: DILEMA Cerebro-Estómago

¿Por qué apostarías: por el cerebro o por el estómago?

   Nuestro cerebro consume aproximadamente el 20% de la tasa metabólica basal del organismo (cantidad de oxígeno consumido con el cuerpo en reposo). Por lo tanto, es un órgano muy caro de mantener en términos energéticos y en relación con su participación en el peso total del cuerpo (2%) Y cuanto más grande es el cerebro, mayor es su gasto de mantenimiento. 

  Puesto que la tasa metabólica debe mantenerse en unos límites razonables en cualquier especie, los homininos de hace entre 2,5 y 2,0 millones de años tuvieron que equilibrar su gasto energético mediante la reducción de algún otro órgano.

   El corazón, el hígado y los riñones, que también tienen una alta tasa metabólica basal, son órganos vitales que no se pueden sacrificar. Por el contrario, el aparato digestivo puede reducirse sin riesgo. En las especies de mamíferos vegetarianos el tubo digestivo es muy largo y a menudo complejo, a fin de poder digerir adecuadamente los vegetales que consumen, en especial los más ricos en celulosa. Pero si se introducen proteínas y grasas de origen animal en la dieta, el tubo digestivo puede acortarse sin problema.
   Estos alimentos son relativamente fáciles de digerir, por lo que el tubo digestivo pude acortarse, al mismo tiempo que se reduce la tasa metabólica basal para su mantenimiento. Así lo sugirieron Leslie Aiello y Setter Wheeler en un trabajo de investigación muy creativo publicado en 1.995.

   En definitiva, hace entre 2,5 y 2,0 millones de años las nuevas condiciones climáticas y ecológicas emergentes en África fueron un acicate para el gran salto evolutivo de los homininos. Estas condiciones fueron favorables para aquellos homininos preparados genéticamente para hacer frente al reto del cambio.

   Con cerebros de mayor tamaño, una mano preparada para manipular objetos con precisión, la posibilidad de comer una mayor cantidad de carne y grasa de origen animal y la suficiente habilidad e inteligencia para fabricar útiles sencillos, algunos homininos sobrevivieron en los nuevos hábitats africanos. Por ejemplo, un cerebro mayor precisa nuevos alimentos fácilmente asimilables; es decir, aquellos homininos necesitaban conseguir la carne y la grasa de sus presas para mantener el consumo energético de sus cerebros más desarrollados.

   Pero la carne es un alimento poco predecible en un entorno de sabana; al fin y al cabo la comida de los depredadores se mueve, y en muchas ocasiones a gran velocidad. Un carnívoro no tiene la comida asegurada a menos que esté bien despabilado; la obtención de recursos menos predecibles requiere unas habilidades mentales que no son necesarias cuando el alimento estático y abundante en cualquier época del año. Por ese motivo, un cerebro algo mayor y una inteligencia más eficaz para diseñar planes estratégicos, tomar decisiones y ejecutarlas con prontitud debieron convertirse en rasgos biológicos de gran valor en el nuevo escenario evolutivo de lo homininos de finales del Plioceno.

   En toda esta explicación, quien ha echado en falta a Darwin.

Ante cualquier duda no vaciléis en consultarme ;-)
Jesús Fdez
leanfacil@gmail.com