19 noviembre, 2015

NADA ES LO QUE PARECE, ¿O SÍ?

Hay un famoso experimento mental, EL GATO DE SCHRODINGER. Es un gato encerrado en una caja. Hay una partícula atómica que puede estar en 2 estados cuánticos A ó B. Si el estado es A no sucede nada pero si es B, se activa un interruptor y se desintegra un frasco con un gas tóxico. El gato morirá.
En física cuántica pueden suceder 2 sucesos simultáneamente, es decir, puede suceder A y B a la vez. Pero en la física clásica sólo vemos realidades aparentemente inequívocas. Por tanto el gato mientras no sea observado puede estar en un estado vivo-muerto a la vez. Sólo cuando observemos el gato estará vivo o bien muerto.
Por tanto, el acto de observar le dará vida al gato o le estaremos matando. Pero esta interpretación es equivocada.
La realidad  como única y verdadera no existe. Sólo existe la interpretación que nosotros hacemos de lo que observamos por cualquier sentido.
Para aclararlo supongamos el siguiente ejemplo: practiquemos un pequeño orificio en la caja para observar el gato. Si por el orificio vemos una patita de pie, podemos pensar con razón que está vivo. Si por el contrario vemos la patita tumbada podemos inferir que está muerto.  Pero y si ambos observadores están equivocados. A lo mejor el gato estaba de pie, apoyado en un lateral pero MUERTO. El segundo observador que vio la patita tiesa no percibió que el gato estaba tumbado porque estaba durmiendo, o sea VIVO.
En vida cotidiana sucede lo mismo, observamos un hecho, lo aceptamos como verdadero y listo. La realidad, como la física cuántica no es lo que parece, es más, si 100 personas concuerdan con nosotros eso no significa que tengamos razón…sino que el engaño es mayor…
Lo que observamos no es la REALIDAD sino nuestra interpretación de ésta. No matamos al gato, ni lo salvamos al observarlo sino que es nuestra interpretación subjetiva.
El gato como tal está ahí, eso parece. Lo importante es nuestra interpretación, si parece estar vivo, estoy alegre y si parece estar muerto estoy triste. Sólo depende de mi percepción y hasta de mi estado de ánimo anterior. Es más, si odio a los gatos ya sea por alergia o porque se comen la comida de casa en los descuidos. Si creo que el gato está muerto me alegro y si lo creo ver vivo me pongo triste o furioso.
Todo es una mera interpretación…y con cuantas más personas concuerden en la misma interpretación mayor será el error.
Hace poco que se observó en las redes sociales un vestido con franjas. Generó mucha expectación porque la mitad de la población lo veía NEGRO y AZUL mientras que la otra mitad lo veía DORADO y BLANCO. La controversia fue muy grande y no pocas personas se enfadaban profundamente porque los demás no concordaban con su percepción y pensaban que se burlaban.
Por si no fuera poco no había truco, daba igual que lo vieses sobre papel, en un móvil, ipad, ordenador… la controversia y la polémica estaba servida.
La solución es la misma que en el tema del gato, depende de tu subjetividad, de tu interpretación. Si bien la foto estaba bien escogida para este ejemplo…
Imagina que varias personas observan un jersey de color negro. Seguramente todos estarán de acuerdo que es NEGRO, pero si seguimos preguntando una persona verá un negro claro, otro un negro pardo, otro un negro más oscuro… la longitud de onda será una pero habrá tantas interpretaciones como personas…de todos es conocido que las mujeres perciben más tonalidades.
Un ejemplo citado en otro artículo también lo podemos aplicar aquí. Si observamos una preciosa puesta de sol como en la figura y le preguntamos al astro rey, ¿Dónde estoy?...
Como conclusión podemos decir que la física clásica no es objetiva sino subjetiva.
Pero las consecuencias van mucho más allá, lo que crees lo creas. MASARU EMOTO lo demostró en una serie de ensayos con el agua. Nuestros pensamientos influyen en el entorno. Pero este tema lo dejaremos para otro artículo.