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Sin embargo, la percepción de un Agujero Negro es de
una aspiradora cósmica que atrapa y
devora toda la materia cercana. Es descrito como un monstruo devorador, un lugar inhóspito donde no se podría vivir.
Este es el paradigma reinante.
El propio Stephen Hawking realizó su doctorado sobre
el nacimiento del Universo, estableciendo que se produjo de una singularidad
similar a un Agujero Negro.
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Este principio aplicado al tema tratado sería el
equivalente a lo siguiente: “al igual que observamos agujeros negros, no hay
nada que impida que vivamos dentro de otro”. El universo es como las
Matrioskas, dentro de una muñeca hay otra y así sucesivamente.
El propio Big Bang puede haber sido el origen de
nuestro Universo conocido, o nuestro Agujero Negro conocido. Dejar de ver el
Agujero Negro desde fuera y ver como nosotros formamos parte de otro sería un
acto de humildad, aceptando que formamos parte de aquello que parece maquiavélico.
Este cambio de percepción es el mismo que cuando La
Tierra dejó de ser plana, o cuando dejamos de ser el centro del Universo…
Simplemente cambiando el chip, las consecuencias pueden ser increíbles. El horizonte de
sucesos, el límite al que podemos acercarnos a un agujero negro sin ser
devorados por el, sería ahora sería ahora el radio del Universo visible, 15.000
millones de años. La expansión del universo pasaría a ser el crecimiento de nuestro agujero negro al devorar masa a
marchas forzadas.
Entonces ahora saber, quien hay ahí afuera, va a ser
algo muy difícil o imposible.
La analogía es como ver a una mujer embarazada,
nosotros estamos fuera y el feto dentro. Pero ahora resulta que nosotros somos
los fetos y no nos habíamos dado cuenta….